sábado, 18 de febrero de 2012

"El tren de los borregos"

La entrada de este post la he titulado "el tren de los borregos" en honor a mi madre, que lo llama así. Con este apelativo que derrocha cariño y apego por doquier, mi madre se refiere al tren regional que conecta Nápoles con Roma, y que cuesta 10'50 euros y que, en teoría, tarda 2 horas, cuando en realidad tarda 4 horas en llegar a su destino. Este tren es un auténtico cachondeo, y es de lo más inseguro que uno se puede encontrar. Para en todos los pueblos que hay en su paso, y se suben y se bajan las personas sin control alguno, por lo que esto ha dado lugar a que pueda pulular dentro lo "mejorcito" de la fauna y la flora de estos lugares. Pero es el más barato, y por eso, mucha gente le hace una concesión, aunque en la mayoría de los casos, lo usan para ir y venir de un pueblo cercano, pero no para chuparse un viaje de cuatro horas. El caso es que nosotros lo cogimos, y cuando nos fuimos a subir, nos encontramos con un tren de la época de Maria Castaña, en el cual lo único que había reformado eran los asientos. Pero por lo demás, todo de época, las ventanas se podían abrir, en verano no hay aire acondicionado y hasta las puertas no se abrían automáticamente: había que accionar una palanca para que la puerta se abriera.

Como he dicho antes, tampoco hay control sobre quien sube o baja del tren, porque se compra el billete, se valida (o no, depende de cada cual, ya explicaré en otro post esto de validar los billetes) y se sube al tren. Una vez en el tren, puede pasar (o no) el controlador, con lo que esto da pie a que se suban muchas personas sin billete, e ir a lo que van. En nuestro trayecto, pudimos ver un hombre que iba dejando papeles en los rebordes de las ventanas, pasando el brazo por delante de todos los que iban sentados. En dicho papel ponía que era pobre y que si podían dejar dinero. Al rato, el mismo hombre pasaba y recogía el papel y, eventualmente, el dinero si se lo ponen. También pudimos ver a niños pidiendo, pero no uno, sino varios, pequeñitos, de unos 7 u 8 años, pero con cara de viejos ya. Unos pedían a secas, y otros iban vendiendo calcetines o pañuelos. A un momento del viaje, pasó un hombre de color, muy delgado y evidentemente bebido (ya que iba dando traspiés y zigzagueando) que iba mirando por debajo de cada uno de los asientos, por si alguien había dejado caer algo, o se le había olvidado algo.

En resumidas cuentas, ese tren es un auténtico peligro, ya que aunque cueste 10'50 euros, se pierde mucho tiempo, y también se puede perder mucho dinero, ya que en un descuido, te pueden sisar bolso, cartera, móvil, cámara, o lo que sea, porque en 4 horas en un tren, uno se duerme y llega el descuido. Por diez euros más, la opción del Intercity es mejor, ya que dura dos horas y son sólo 4 paradas. Aconsejado para todos aquellos que tengan aprecio a su bolsa, ya que la vida no corre peligro. :)

1 comentario:

  1. Ya os avisé en clase de la locura que es el mundo de ls trenes italianos ... Yo he llegado a ver gallinas y hasta una cabrita en ese mismo tren que bajaba de Trieste hasta Sicilia!

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