sábado, 25 de febrero de 2012

Capilla de San Severo

Hoy, he visitado uno de los lugares más famosos de Nápoles: la Capilla de San Severo. El renombre de esta pequeña iglesia, que en otro tiempo fue una capilla anexa al palacio de la poderosa familia Di Sangro, se debe a que alberga una escultura maravillosa: el Cristo Velado. Esta obra maestra del artista Giuseppe Sanmartino, tallada en el siglo XVIII, es un auténtico placer para la vista, y toda una obra de arte, de precisión y de "savoir faire" por parte de su autor. Se trata de un Cristo yaciente, esculpido con la técnica de los paños mojados ya que el cuerpo del Redentor se adivina a través de un velo que lo cubre de pies a cabeza. El realismo de la talla en mármol quita el aliento, sobre todo porque da la impresión que se puede coger una esquina de la tela (que por la caída, parece seda) y tirar de ella, sin que en ningún momento recuerde al mármol. Desde todos los ángulos, la escultura sorprende, ya que hasta se ven a través de la tela las heridas de las manos, de los pies y del costado. Se evidencia hasta la cara con los rasgos de agonía moribunda. Espeluznante.



Pero no se puede decir que el escenario sobre el que está el Cristo es pobre, sino que toda la Capilla es barroca, y como tal, impresiona por el escenario de teatralidad estudiado. Rodeando la escultura del Cristo, se pueden ver otras esculturas en mármol, de no menos calidad ni maestría que la obra resaltada, que se encuadran en un entorno marmóreo, del cual se pueden ver todas las variantes de este material noble. Alzando la vista, el techo abovedado de la iglesia está decorado por un fresco reproduciendo una perspectiva, que recuerda a la Iglesia de San Ignacio de Loyola en Roma, aunque en mucho menos impresionante, sin que ello lleve a la decepción. En cuanto a las esculturas de mármol, alternan los retratos de los difuntos que yacen en sus tumbas, con diferentes alegorías, de las cuales las dos que más me han impresionado han sido la Pudizia y el Disinganno, que son también impresionantes. 

La Pudizia está también esculpida con la técnica de los paños mojados, aunque usando una variante, y cambiando la mano que la esculpió, siendo el resultado increíble, pero no tan impresionante como el del Cristo. 


El Disinganno, en cambio, es toda una obra de habilidad y virtuosismo, que representa a un hombre que se libra de una red que simboliza la vida y el libertinaje, para salir del engaño terrestre y entregarse a la fe. Lo impresionante de esta red es que parece tejida de cuerda, pero me he tenido que acercar a un palmo de la escultura para darme cuenta que estaba esculpida en mármol!! Es sin duda tan admirable, desde mi punto de vista, como el mismo Cristo que se lleva todo el protagonismo. Está tallada en un sólo bloque, y es un milagro que el autor haya conseguido ese efecto, sin los medios actuales de tecnología. Algo digno de admiración.




El suelo de la Iglesia era de losas de cerámica de color rojo, y en el centro tenía un escudo familiar hecho con las mismas losas, pero recubiertas de un vidriado, conformando una especie de mosaico, bastante bonito. Pero es de destacar el suelo de una de las capillitas, hecho con mosaico de mármol (opus sectile), representa un suelo de laberinto que forma una ilusión óptica, que da la impresión de que está hecho en 3D. 

Otra zona de la Capilla es una pequeña "cavea" subterránea, que tiene una vitrina en la que están expuestos dos figuras anatómicas, que son dos esqueletos (de un hombre y de una mujer) recubiertos con alambres que representan los vasos sanguíneos. Está elaborado con alambre y cera roja, y los órganos también están representados, supongo que pintados en madera. 
La entrada cuesta 7 euros, 5 euros reducida (para los menores de 25 años y los estudiantes) y 2 euros a los niños de la escuela. La capilla es relativamente difícil de encontrar, ya que está escondida entre el laberinto que suponen las callejuelas napolitanas, pero vale la pena el esfuerzo por buscarla, y los euros desembolsados. Lo malo es que no se pueden hacer fotos (cosa que me hubiera encantado, porque había mucho a lo que hacerle fotos!), así que les pongo un video y las fotos que haya podido sacar de Internet. 
Página web del Museo de la Cappella Sansevero: http://www.museosansevero.it/index.php

domingo, 19 de febrero de 2012

Por fin: Nápoles (segunda parte)

Hago una segunda parte, porque no se puede definir Nápoles en un sólo post sin que parezca la Biblia en verso. Al pisar Nápoles, se pisa literalmente Historia. Es una ciudad interesantisima bajo todos los puntos de vista: histórico, arqueológico, sociológico, económico, etc. Fue colonia griega, que la llamaron Neapolis, "la nueva ciudad", en griego, con lo que el trazado y en centro histórico de la ciudad tiene unos orígenes antiquísimos. Uno de los rasgos más visibles de esto han quedado en lo que se llama Spaccanapoli, es una calle larguísima, que cruza lo que es la antigua ciudad. Si te pones en una punta de la calle, y no hay coches, ni tiendas, ni andamios, ni gente, se puede ver la otra punta de la ciudad antigua. Es impresionante! Visto desde el aire, impacta también.



Cuando se camina por la ciudad, se ve sucia, llena de coches, gente, bulliciosa, negra de la contaminación... pero si uno decide alzar la mirada, verá edificios preciosos, con escudos, esculturas, bustos, ventanales altísimos... uno de ellos bastaría para ser el orgullo y sede de un museo de cualquier otra ciudad. Pero en Nápoles, de eso abunda, así que a ellos les da igual... Antes de ayer, me sorprendí cuando levanté la vista de un edificio cuya parte baja era cochambrosa, casi cayéndose en pedazos, y me encontré con esto:

Y es que los edificios son lo que en otra época serían grandes palacios majestuosos, con grandes ventanales de tres metros de altura, balcones con forja trabajada, encuadramiento con reproducciones de frontones y estatuas, y muchas veces reproducciones (como en este caso) de arquitrabes con motivos romanos. Es increíble. Otra cosa que choca, es que la gente en esta ciudad tiene la ropa en la calle, encima de por donde pasan los coches y las motos (el mismo tema que el pescado) expuestos a la suciedad y la contaminación de la misma. Parecen que este tema no les preocupa... o será que a mi me preocupa demasiado... los dos puntos de vista pueden valer. :)

Por fin: Nápoles (primera parte)

A estas alturas, os estaréis preguntando "Pero si no haces nada mas que hablar de Roma! ¿Tu Erasmus no era a Nápoles?" y es cierto, hasta ahora no os he hablado de Nápoles, y es de lo que voy a hablar en este post. Si me preguntaran cómo se puede definir Nápoles en una frase, contestaría sin duda alguna: "Nápoles es la ciudad de las apariencias." Me explico: la primera impresión de Nápoles es de una ciudad fea, sucia, ruinosa, insegura, donde la gente tiene rasgos agitanados, la basura campa a sus anchas por la calle, bulliciosa, etc. Y a esta ciudad el refrán de "No se juzga un libro por su portada" le viene como un guante. Si su aspecto demacrado no te echa hacia atrás, es cuestión de mirar la ciudad con otros ojos, y te das cuenta que no es que sea fea, sino que es diferente, peculiar. No son adjetivos baratos para contentarse, en realidad es cierto: Nápoles tiene una personalidad diferente. Es una ciudad con un carácter especial. Parece una mezcla de Próximo Oriente (porque me recuerda constantemente a las calles de Istanbul) con Occidente, dándole un toque de pasado. Es una ciudad fijada en el tiempo, lo cual permite vivir una experiencia única sin salirse del ámbito europeo. 

Para mi es la ciudad del eterno mercado: las tiendas del casco histórico son diminutas, por lo que los tenderos se ven obligados a sacar sus productos a la calle, y cuando te paseas por sus estrechas calles pisando esos adoquines ENORMES y mal colocados, tienes que tener cuidado de no tirar ningún puesto de algún tendero. Eso sí, una persona escrupulosa e higiénica se moriría de asco en esta ciudad, ya que aunque yo haga la vista gorda, es cierto que las condiciones de salubridad (repito: estoy hablando desde el punto de vista español, y lo que yo he visto y conocido) son mínimas, rozando lo ausente. Mis compañeras de piso, que son de por aquí, dicen que cuanto más sucio y grasiento sea el local o el puesto, más buena está la comida... Ya se han hecho a la idea. Hasta los puestos de pescadería están en la calle. El problema no es que el pescado no sea fresco (cosa imposible en una ciudad costera!) sino que por delante de los puestos de comida pasan coches y motos sin miramiento alguno. Aunque lo cierto es que, una amiga mía me hizo una reflexión en la que no había caído, y es que en España, los jamones colgaban en las tiendas y en los bares, incluso cuando aún se podía fumar... 


Porque Nápoles es tráfico, mucho tráfico, y sobre todo los motorini, es decir, las motos. Y por moto se entienden los scooter chicharrinosos, que te rompen los timpanos y te pasan a dos centímetros de ti. Cuando se trata del tráfico, hay que tener mil ojos, porque ellos se paran si te ven decididos a pasar: si dudas, ya te puedes tirar la vida esperando en un paso de peatones, o en cualquier cruce, que no vas a pasar nunca! Y lo más chocante no es esto, no: lo más chocante es que lo raro es ver una moto en la que van uno o dos! En la mayoría van 3, 4 y hasta 5 en una moto. La familia completa, con los niños incluidos, encima de la moto... no me preguntéis cómo, pero el campeón del mundo de Tetris tuvo que ser un napolitano.


ROMA => Validar o no validar: esa es la cuestión...

Como prometido, este post va dedicado al tema de los billetes de autobús y metro de Roma (aún no he cogido el bus en Nápoles, así que me reservo el post para otra vez). Por si decidís viajar por aquí, que nos os pille de sorpresa el tema... Vamos a ver, en Roma, los autobuses y el metro funcionan con el mismo billete: se compran en unas máquinas que hay en cada parada de autobús, en las estaciones de metro, o en cualquier estanco (me sorprende la importancia de los estancos en este país... más tarde os hablaré del tema...). Se pueden comprar diferentes tipos de billetes: un billete para un trayecto, que vale 1€, un billete para un dia, un billete para una semana o un billete mensual. Yo hablaré del billete para un trayecto, que es el único que he usado, por lo que puedo expresarme con conocimiento de causa...

Una vez comprados los billetes en la máquina o estanco pertinentes, no vale con subirse al autobús y ya está. No, porque en Roma, los conductores de autobús "pasan" de lo que suceda en su autobús. Ellos van metidos en una especie de cabina integral (con cabina integral, me refiero a que están separados del resto de pasajeros por una pared de plexiglass hasta el techo), y se dedican simplemente a pararse en las paradas, y llevar el autobús a su destino. Nada de cobrar billete ni controlar, ni nada por el estilo. Los he visto hasta con auriculares escuchando la música de sus Mp3 (cuando eso está terminantemente prohibido en España).  Cuando te subes al autobús, hay que meter el billete en una maquinita amarilla que hay en la parte delantera y trasera del bus, para VALIDAR el billete. A partir de ese momento, ese billete tiene una duración de 75 minutos de validez, y durante esos 75 minutos, te puedes subir en el autobús o metro de Roma que te salga de las narices. Si no validas el billete, y no se sube ningún controlador, has viajado de gratis, y al conductor le da exactamente igual. 

Pero si se sube un controlador.... la cosa cambia! Lo primero es que no se sube uno, sino que se suben dos o tres, en función de las puertas que tenga el autobús: uno por cada puerta, y van controlando los billetes de los pasajeros. Si te pillan con el billete sin validar, la multa asciende a 105 euros, ya que entienden que has hecho eso 105 veces, y tienes que pagar las 105 veces que has cometido la infracción (ya que el billete vale 1 euro).  Si tienes suerte y los controladores son hombres, con soltarles un par de lagrimitas y poner cara de turista desorientada que ha comprado el billete muy honradamente, a veces hacen la vista gorda. Además de que puede pasar que la gente del autobús se compadezca con tu causa y te apoye, disculpándote con los controladores. Pero cada vez más, tanto en la policía como en esto de los controladores, ponen mujeres, ya que éstas no se dejan enternecer por las lagrimitas de las chicas, y no suelen hacer la vista gorda ante nada... vamos, lo que por mi pueblo se llama un "cardo setero" o una "sargenta bigotuda"... 
En el metro, no hay controladores, puesto que hay que validar los billetes para que se abran las puertecitas y así poder pasar. Y cuando te bajas del metro, si aún estás dentro de los 75 minutos, te puedes subir a un autobús, que el billete es válido. 

De modo que ya sabéis lo que tenéis que hacer: comprad los billetes, y validadlos... a menos que os guste el riesgo y queráis sentir un subidón de adrenalina pasajero! ;)

sábado, 18 de febrero de 2012

"El tren de los borregos"

La entrada de este post la he titulado "el tren de los borregos" en honor a mi madre, que lo llama así. Con este apelativo que derrocha cariño y apego por doquier, mi madre se refiere al tren regional que conecta Nápoles con Roma, y que cuesta 10'50 euros y que, en teoría, tarda 2 horas, cuando en realidad tarda 4 horas en llegar a su destino. Este tren es un auténtico cachondeo, y es de lo más inseguro que uno se puede encontrar. Para en todos los pueblos que hay en su paso, y se suben y se bajan las personas sin control alguno, por lo que esto ha dado lugar a que pueda pulular dentro lo "mejorcito" de la fauna y la flora de estos lugares. Pero es el más barato, y por eso, mucha gente le hace una concesión, aunque en la mayoría de los casos, lo usan para ir y venir de un pueblo cercano, pero no para chuparse un viaje de cuatro horas. El caso es que nosotros lo cogimos, y cuando nos fuimos a subir, nos encontramos con un tren de la época de Maria Castaña, en el cual lo único que había reformado eran los asientos. Pero por lo demás, todo de época, las ventanas se podían abrir, en verano no hay aire acondicionado y hasta las puertas no se abrían automáticamente: había que accionar una palanca para que la puerta se abriera.

Como he dicho antes, tampoco hay control sobre quien sube o baja del tren, porque se compra el billete, se valida (o no, depende de cada cual, ya explicaré en otro post esto de validar los billetes) y se sube al tren. Una vez en el tren, puede pasar (o no) el controlador, con lo que esto da pie a que se suban muchas personas sin billete, e ir a lo que van. En nuestro trayecto, pudimos ver un hombre que iba dejando papeles en los rebordes de las ventanas, pasando el brazo por delante de todos los que iban sentados. En dicho papel ponía que era pobre y que si podían dejar dinero. Al rato, el mismo hombre pasaba y recogía el papel y, eventualmente, el dinero si se lo ponen. También pudimos ver a niños pidiendo, pero no uno, sino varios, pequeñitos, de unos 7 u 8 años, pero con cara de viejos ya. Unos pedían a secas, y otros iban vendiendo calcetines o pañuelos. A un momento del viaje, pasó un hombre de color, muy delgado y evidentemente bebido (ya que iba dando traspiés y zigzagueando) que iba mirando por debajo de cada uno de los asientos, por si alguien había dejado caer algo, o se le había olvidado algo.

En resumidas cuentas, ese tren es un auténtico peligro, ya que aunque cueste 10'50 euros, se pierde mucho tiempo, y también se puede perder mucho dinero, ya que en un descuido, te pueden sisar bolso, cartera, móvil, cámara, o lo que sea, porque en 4 horas en un tren, uno se duerme y llega el descuido. Por diez euros más, la opción del Intercity es mejor, ya que dura dos horas y son sólo 4 paradas. Aconsejado para todos aquellos que tengan aprecio a su bolsa, ya que la vida no corre peligro. :)

Llegada a Roma y primeras impresiones.

El 1 de febrero empezó mi aventura: mi madre, mi hermano y yo nos cogimos un avión, dirección Roma, y aterrizamos en Fiumicino (que es el nombre del aeropuerto principal de Roma). Allí ya empezaron los primeros signos de estar en tierras italianas: nada más salir de recoger las maletas, empezamos a buscar el autobús que yo conocía, y que sabía que el precio oscilaba entre los 4 y los 6 euros de la compañía Terravision. 

Pero al no encontrar en ninguna parte la ventanilla rosa de la Compañía, nos ponemos a buscar con la típica cara de "turistas que no tienen ni idea de donde están" y, como no, enseguida nos abordan los típicos buitres "engaña-turistas". Nos ofrecen una jugosa ida a Roma, en un autobús "super chachi de la muerte y olé" que nos lleva directamente a Roma o, si lo preferimos, una ida tranquila en un tren, que nos lleva directamente a la estación a la que tenemos que ir. Cuando les preguntamos el precio, enseguida se ponen tensos y dicen muy secos "15 euros", intentando ponerlo como un precio tiradísimo, cuando en realidad saben en lo más profundo de su ser que es una barbaridad. Y yo me pregunto: vamos a ver, una persona cuando se va de viaje, coge dinero. Es normal. Pero de ahí a que eso sea tener un poder adquisitivo fuera de serie, y gastárselo sin buscar una alternativa más barata es de ser tonto. Los turistas están desorientados, pero no son tontos, y parece que los italianos de Roma (aún no he visto como se comportan en otros lugares, porque en Nápoles no es tan generalizado) no lo entienden y se ofenden.

De modo que volviendo a la historia del aeropuerto, cuando al chico le dijimos repetidamente que no, pero él, aún así insistía, le terminamos preguntando que buscábamos la Compañía Terravisión. El chico, con todo su morro nos dijo "Está ahí fuera, a la izquierda, pero está cerrado." Y volvió a ofrecernos su compañía con su viaje por unos "miseros" 15 euros.. A mi me pareció sospechoso que un miércoles a las 10 de la mañana estuviera cerrada una empresa que se ganaba la vida de eso, de modo que me fui a verificarlo. Lo primero que me encontré es que al salir, a la izquierda, había un muro... así que entré y pregunté en información turística (que es donde teníamos que haber preguntado primero) y nos dijeron que no había ventanilla, que había que ir hasta el sitio de los autobuses, que pasaban cada media hora, y que se compraban en el mismo autobús. De modo que seguimos las instrucciones y cuando llegamos allí, nos dimos cuenta que habíamos perdido el bus que teníamos que coger para llegar a la hora al tren calculado. Aún así, nos costó 6 euros por cabeza, y nos llevó directamente a la estación de Termini.
Así que ya sabeis: sed turistas, visitad mundo, pero no sed tont@s! ;)



Erasmus en Nápoles

Escribo este blog para compartir con todos lo que será seguramente una de las experiencias más especiales de toda mi vida: una estancia como Erasmus en Nápoles durante un cuatrimestre. Cuando elegí el destino y me concedieron la beca, hace cosa de casi un año ya, muchas eran las preguntas que se me hicieron, pero la que más se repitió fue: "¿Pero por qué Nápoles y no Roma?" La verdad es que, en un primer momento, Roma estuvo entre mis primeras opciones, y era la ciudad ideal por mis estudios de Historia con refuerzo en Historia Antigua y Arqueología. Pero pensándolo mejor y tras una meditación en la que influyeron la opinión de las personas que habían estado ya allí, y que me dijeron que es una ciudad carísima, sopesé Nápoles y decidí incluirla como primera opción en la solicitud de beca.

El por qué, es más que claro: Nápoles tiene muchisimas cosas a su favor, aunque no lo parezca: la ciudad es barata a la hora de la comida (esto, quienes sean estudiantes, sabrán que es una razón de peso a la hora de elegir algo. ¡Que del aire no se vive!); está situada en pleno corazón de la antigua Magna Grecia, rodeada de yacimientos arqueológicos romanos y griegos (ruinas, ruinas everywhere!!); y para finalizar, la universidad a la que voy, la de L'Orientale, es una de las más antiguas de Europa en cuanto a Estudios Asiáticos. Esto último es decisivo para mí, teniendo en cuenta que una de mis pasiones es el Lejano Oriente.

De modo que lo dejé así, y me concedieron la "beca". Lo pongo entrecomillado porque no sé si se puede llamar beca a una cantidad de 250 euros mensuales para cubrir gastos en otro país... Con esto de los recortes en Educación, ésta se irá convirtiendo cada vez más en un lujo y no una necesidad básica. Pero las cuestiones de política las dejaremos para otro momento....

Por cierto, cuento con que me comentéis, aunque sea de manera anónima, si no os quereis registrar (pero dejad el nombre y tal, que da gustico saber con quien se habla); y si no os apetece comentar o no se os ocurre nada ingenioso que poner, podeis valorar los posts en el apartado reacciones: debajo de cada post están las caritas y sus significados son:
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